Las Mujeres de la Biblia

Colección Cristiana

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María era hermana de Lázaro y Marta; los tres hermanos eran amigos de Jesús de Nazaret. Un día, Jesús fue a visitarlos, pero mientras Marta se ocupaba de las tareas del hogar, María se quedó a los pies de Jesús escuchando sus palabras. Aunque Marta apreciaba mucho a Jesús, le reclamó a María quedarse escuchando lo que Él le decía, en lugar de ayudarla en las labores de la casa (Lucas 10:40).

En cambio, Jesús alabó a María por interesarse en las cosas espirituales (Lucas 10:38-42). En otra ocasión, María derramó un vaso de perfume costoso en la cabeza de Jesús, como símbolo de hospitalidad y aprecio (Mateo 26:6-7). Sin embargo, los discípulos de Jesús se molestaron con ella, porque lo consideraron un desperdicio. Al escucharlos, jesús la defendió diciendo:

“Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella” (Mateo 24:14; 26:8-13).

 

Catequesis:

¿Qué aprendimos de María?

María sentía mucha fe en Jesús; incluso desde antes de Él resucitar a su hermano Lázaro. Pero ciertamente, su fe aumentó aún más después de ese acto glorioso, de amor y  misericordia, que sólo el Hijo de Dios puede realizar.

De María podemos aprender de su fe ciega. Su privilegio por Jesús, porque lo reconoció como el Mesías esperado. También, debemos dar prioridad a las cosas espirituales: a Dios, su dilecto Hijo y a las Sagradas Escrituras. Asimismo, debemos ser humildes. Por último, debemos saber que las cosas materiales pertenecen a la materia, al mundo; y las espirituales, a nuestro Padre celestial. Todo el Honor y Gloria es para Dios.